domingo, 20 de febrero de 2011

Los burros y el pollino

Esta semana, en portada del más leído de la provincia, aparecían dos burros y un pollino. A saber...

A la derecha el que cae más majo. El agasajador. El amigo de los ancianos. Ese que gobierna para los mayores olvidándose de la nueva hornada. Ese que olvidó las políticas sociales en el ropero de las Pérgolas antes de poner el cierre por falta de público (jóvenes). El político que trajo a Álvarez Cascos, lo dio un bollu, y se hicieron amigos. El bollu debió indigestarse o vete tú a saber lo que tenía, y varios días más tarde el asturiano claudicaba y dejaba la bandada de gaviotas. Cosa rara tendría el bollu coyantino, o quizás el bollu estaría alterado, o como el filetón de Contador, ¿quién sabe?. El bollu, el bollu pudo tener la culpa.

En el medio, como si de una orquesta se tratase, el director de un circo que atiende siempre a la pista, y se olvida de las filas y espectadores pegados a la lona. Un payaso que se hizo rico con las gracias de los jerifaltes, y que acatando los mandos del más allá, obtuvo una plaza en una novela grotesca y picaresca, donde aguantar a un León que no se merece el nombre en el Valle de Olid le da más calor que el carbón en tierras del noroeste. A lo sumo si coge algo, será del de Busdongo hacia el norte.

Y a la izquierda, el más humano, situado a cuatro patas presenta más firmeza, simbolizando a la clase obrera, los currantes, que viendo que este encuentro ye una paranoia, espera que, con los otros dos al lado, le den bien por atrás. Total, es lo que viene pasando en la grotesca comunidad de las regiones de León y de Castilla...

viernes, 18 de febrero de 2011

¿Importante o no?

Una foto con la cara de Himmler, gracias y adiós, muerto, contrasta con el rosa pintoresco de la conejita playboy que estrena ópera nada más y nada menos que en Londres. Gasol aparece triste porque será reserva en su cuarto partido de las estrellas enfrente de un árabe que grita por la libertad de su pueblo y contra la opresión que pretende ser el fin de faraones, jeques, y dictadores militarizados y asentados en un poder consentido desde occidente. A Berlusconi siguen asediándole con las adolescentes, mientras Yogui y Bubu se plantan en el cine.

Una tipa espigada, alargada como una sombra muestra un vestido horroroso que marcará tendencia en la pasarela madrileña mientras enfrente, los trabajadores de una de las empresas de la Nueva Rumasa hacen horas a las puertas de su fábrica, esa que les da el pan para vivir, en silencio, sin trabajo, a la espera de lo que acontecerá en la vuelta a la palestra de la familia y empresario de la abeja. Mourinho, por su parte, da vueltas a la cabeza sobre el once de éste fin de semana, y quizás dará descanso a Cristiano, que puede que esté cansado, pobre. El Gobierno, al final, da seis meses más a las cajas y bancos para que recoloquen sus ahorros y Sortu parece que será noqueada.

Viene el fin de semana y lo que seguro que no veremos será a Cristiano a la puerta de una fábrica de chocolate como quien no sabe si el lunes habrá de volver para poder trabajar, o a la conejita desfilar por la pasarela de los gatos pese a ser fashion week, o a un árabe pujar por la foto del alemán del principio, metiendo el dinero en una caja o banco y haciéndolos llegar a los objetivos del Gobierno. O a los de Sortu ver tranquilos el partido de Gasol después de llevar a sus hijos al cine a ver a los de Yellowstone. Las noticias son las que son, y cada cual tiene sus cosas y problemas, y aunque Gadafi y Silvio se apoyen mutuamente, ambos tienen dos papeletas que resolver, dos problemas y asuntos diferentes, pero ¿quién valora y decide qué es importante y qué no lo es?

miércoles, 16 de febrero de 2011

El deporte y la política no van bien juntos

La cosa iba de que el domingo, te acercabas al campo, pagabas 2 euros, y veías un partido. Con lo recaudado, las peñas lo repartían entre los jugadores a cambio de que se les descontase de una nómina que habría de llegar en un futuro, siempre y cuando acabe ésta fábula grotesca. A la hora de repartir el dinero, algunos jugadores se negaban a firmar quizás creyendo recibir este dinero como una prima, y posteriormente recibir la nómina correspondiente, y señores, por si fuera poco la concejala deportiva indica que el resto de clubes no tienen por qué estar ofendidos por posibles ayudas y el esfuerzo que hará, entre otros, su consistorio… vaya, habrá que escuchar entonces a los clubes desaparecidos últimamente a los que el ayuntamiento dijo, lo siento, no puedo. Así me gusta, apoyando al deporte local.


Por España, Contador, ese ciclista campeón de las tres grandes vueltas, giros y tours, una vez comió un filete que al parecer iba en mal estado, que venía de piensos ganaderos alterados y que puso en alerta de nuevo el consumo de vacuno. Médicos, veterinarios, analistas y jeringuillas aparecieron a la hora de comer, con nuestro bistec delante. Que si es culpable, que si no. A todo esto dicen que si presiones políticas, vaya, nuevamente ellos, han presionado a la Federación para que dicte a favor del chico. Y así, se acabó. A callarse toca y hoy empieza la vuelta lusitana con el dorsal 1 en los riñones del “inocente”.


Con aficionados ingleses e italianos es mejor no meterse. Y menos con lo de ayer. Gatusso, un correcalles y luchador del Milán, se enfrentó en el partido de Champions con el 2º entrenador del Totenham. Frente con frente, mano en cuello y un alboroto que hoy tiene al equipo de Silvio en primera plana mundial. Ya de paso, los escándalos del presidente, vaya, política y deporte nuevamente, tienen una parrilla televisiva asquerosa y cada vez más politizada. Amén de un corazón que pinta de color rosa las cadenas de Berlusconi y que en la 1, en corazón de invierno, aparece otra vez Piqué con su nueva novia Shakira, ex del hijo del presidente colombiano. Buf.

martes, 15 de febrero de 2011

Cachalotes en Fuentesaúco

A la vez que Silvio anda defendiéndose con sarna de las manifestaciones que hay por todo el mundo sobre su persona y el modo en que trata a las mujeres, cientos de tunecinos cruzan el Mediterráneo (si señores, allí también hay pateras) buscando escapar de las redes de la revuelta de su país. Buscan los africanos un destino mejor, dicen que civilizado, y justa o injustamente, buscarán hacerse un hueco en lo que llaman Europa, la tierra de las oportunidades de éstas latitudes. América está muy lejos para ir en cayuco…

Como andamos ocupados con historias de Túnez y Egipto, olvidamos a esos otros que llegan casi cada día a las islas Canarias, o a los que naufragan a pocos metros de playas gaditanas. Nuestros políticos andan más a otras cosas. Y apartan la atención de los mares.

El telediario muestra otra víctima de género. Casi como el pan de cada día. Otros tiempos eran atentados, bandas armadas, secuestros… Ahora toca esto y el relleno de las listas de los diferentes partidos políticos, porque las elecciones están cerca, y todos quieren salir en la foto. ¡Háganse a un lado, que si no me dejan sitio, monto mi partido aunque me llamen tránsfuga!
Los de a pie, mientras tanto, luchamos bajo un frio cada día más intenso. Engrosamos las listas de un INEM de récord, y sorteamos la cantidad de obras paradas en que el plan E ha dejado nuestras calles. Los no tan afortunados seguirán aparcando en tierra. Eso si todavía se tiene coche.

Dejaré que pasen las horas y los días, esperando descolgar alguna llamada de un trabajo esperado, como así prometieron, y no escuchar ofertas de portabilidad telefónica, ver con envidia que otros pueden ahorrar y otros no tenemos de dónde sacar un fondo, y leeré las últimas joyas de la Junta de Castilla y León, que sigue sin amonestar al alcalde de Valladolid al asegurar que Pucela es la capital de la Comunidad, véase también la web del consistorio, o que se abre la veda para cazar cachalotes de paso que se cogen lentejas de la Armuña, garbanzos en Fuentesaúco, cecina en Vegacervera, o vino en la ribera del Duero. Ojo no encallen a orillas del Torío.

jueves, 10 de febrero de 2011

A los amigos del cole

Celina entraba en clase, con los pantalones ajustados hasta los sobacos, una torera por chaqueta, melena al viento y algunas carpetas bien encajadas bajo el ala. Soltaba algún chiste macabro, nos dejaba caer un pum, algo de tutoría, mal comportamiento, malas notas… algo… que hacía sonrojarse hasta al que mejores notas había sacado, y para que nos relajásemos sus chiquis hacía alguna gracia sobre Javi y su padre el catedrático… menos mal que fue de antaño, si es ahora…

Elisa nos llevó una o dos veces sólo a aquel su escondrijo, aquel desván del cole, de techo de caída, que a ella no importaba, pero que ya a mi me parecía incómodo de darle a la probeta con la cabeza inclinada. Iñaki y yo no teníamos problema, pero a cambio, los terrenales aspirábamos de lleno el aliento de resaca del vino catedral de León, botellas escondidas en dicha caverna, y patrocinador del equipo de fútbol con que debuté en el Loyola, y que usaron mis pupilos cuando fui yo entonces el entrenador.

Mallo, que se salió de cura por la Colombiana, se cogía las manos a la espalda, apenas llegaba a engancharse los dedos. Se paseaba después de haberme mandado escribir algo en el encerado y nos preguntaba para que buscásemos respuestas. Yo mientras estaba allí delante jugando con la tiza, mirando tan para abajo que el espectáculo del cogote debía de ser de casi rotura, a punto de caérseme la cabeza al suelo. Decíamos unas cosas u otras, y él reía con nuestras tontadas pubertinas al escuchar eso de ecuación que satisfaga, y abrochándose la bata decía, será que tiene que ser así.

Leandro olvidaba la educación física para centrarse un mes entero en bádminton. Menos mal que no le dio por hockey. Luego de repente en cuatro clases hacíamos el salto de altura y tiro de balón medicinal, el pi y salto del potro, la velocidad y salto de longitud y el kilómetro. Todo ello bien pero veníamos de dar dos vueltas al campo de fútbol y matándonos a correr Fermín, Iñaki y yo, para recoger un balón y hacer deporte. Ale. Pachanga y punto. A recoger esos centros de Guillermo desde la banda. Se acabó la clase. No me creeréis pero recuerdo el día que corrimos los 100 metros con Serafín.

Marcial era el típico bonachón que tenía todo controlado. Aquel su minilápiz metido en su bolso de bata, con papeles, chuletas, horarios de autobuses, de comedor y todo lo que podías imaginar, no daba crédito al golazo marcado por Fermín por la escuadra del kiosko, amén de petisús y palmeras volando y cabezas de gritones por conseguir una maldita bolsa de los químicos garrochitos. Nos quedamos una temporada sin balón por mentirosos. Pero fue verdad y de las buenas.

Cristina Celemín pasaba páginas de cuaderno grande, de anillas, buscando y atemorizando para ver quién tenía hechos los deberes. Si llegabas tarde de gimnasia. Cero. Si te habías quedado a esperar a Jorge, que había tenido pelea de cintos en el vestuario con Santiago. Cero. No los tengo. Cero. Los tengo a medio hacer. Cero. No sé hacerlo. Cero. Lo hice pero mal. Cero. Yo es que… Cero. Y si insistías te respondía, para nada guapo, para hacerlo mal, no lo hagas. Y volvía a pasar hojas y hojas en su gran cuaderno. Cómo me gustaría ver uno de esos. Bendita enseñanza de inglés. Menos mal que entró AEGEE en mi vida.

Qué tiempos de BUP, y qué buenos amigos traía de antes, até entonces, y tengo ahora. Esto va por vosotros. Y los que no estábais en ésto, ya os tocará.