lunes, 28 de julio de 2008

Zarpa del puerto

Se trataba de un barco a la deriva, de un barco que surcaba los más temibles mares. Era un barco de batalla, de guerras sin fin. Sus tripulantes habían combatido allí donde unos llaman de un modo y otros a su forma. Montañas que vieron desde cubierta, gaviotas que morían en pleno mar y olas que a punto estuvieron de hundirlo. Islas casi desiertas, nuevos mundos que descubrir. El navío era un amor. El amor era el suyo.

Piratas acosaron el barco, y con valentía salió ileso. Cañones por banda, olas por proa. Asalto a media mar y en tierra de viejos reinos. Allá donde iba el barco, una senda dejaba tras de si. Dragones de mar y náufragos sobre dos tablas. Un puerto, y otro puerto, y el barco que los unía. El puerto los separaba. El navío era un amor. El barco era el suyo.

Tempestades superadas, maremotos que llegaron a costa. Una botella con un secreto. Un mapa del tesoro. Un tesoro conseguido. Un amor, el tuyo y mío.

martes, 15 de julio de 2008

Benidorm

El hijo de Kasim tuvo tierras en la costa. Carló tuvo las suyas...

Ahí donde las aceras fueron arenas, y donde la especulación comenzaba en palacios de árabes... ahí cerca de la capital del reino de Valencia, enfrente de todo el Mar Mediterráneo...

Ahí donde Maria Jesús sobrevive con su acordeón y sus quintos. La vieja polleria de Carlos al lado, la tienda de cera, el paseo de cerámica. Las estatuas de arena, la de poniente, la de levante, el peñón de mar adentro.

El laberinto de sillas de paja del hotel Bali, qué exageración, New York en España. El parque de atracciones olvidado, qué mítico, las dunas, las montañitas secas, peladas, las redondeadas, bajas, el calor, las sombrillas... Penélope, el McDonald del fondo, el otro, el Burguer King, el Telepizza, otro, otro... Hoteles, más hoteles, pensiones, dormitorios, habitaciones, hostales... Las tiendas de zapatos de García, escuchar inglés, alemán, italiano, algo de español. El pub de los moteros... Niños, lloros, pocas olas, medusas.

Enamorados, jubilados, familias, palomas, pipas. Coches, coches y más coches. Un bus que sale de la ciudad y cuatro que entran...

Benidorm no es la Meca, no es Lourdes, no llega ningún Camino de Santiago... pero al menos todo hombre tiene que haber estado en la tierra heredada del hijo de Dorm.

sábado, 5 de julio de 2008

Cuatro de golpe

Cuatro, nada más y nada menos. Cuatro libros me compré esta tarde. Odio las visitas a Fnac. Bueno, no realmente. Pero si que las odia mi cartera.

La mañana habia empezado tranquila y bien pronto, con esperanza de ver sol y tener un día plácido. Pero no era aquí hoy mi sino, sino en Asturias. Otra vez Asturias. Cual sorteo elegimos entre hoy o mañana por tostarnos al sol en la playa de Gijón. Esa playa que tanta veces vio y que aún ahora, no bañó el cuerpo de la única griega de Erasmus de éste curso en León.

La Robla, Busdongo, Pajares, niebla. Niebla, niebla y Campomanes. Chirimiri en Oviedo, oscuro en Gijón. Nublado. No vimos el sol. Un paseo por Corrida, Begoña, La Rula… Un pote, un cachopo, antes entremeses, helado...

Seguía nublado. Incluso hacía frío.

El coche nos llevó al Parque Principado. Empezaba a llover… Rebajas y prendas revueltas entre la gente. En el suelo, en los estantes. Perchas solas, precios ajustados, porcentajes del 30, 40, 50…

Fnac sigue estando como siempre, pero un concierto malo de unos chicos de unos veinte destrozaba el ambiente de lectura y calma que se respira otras veces. Fui directo a mi esquina. A la novela histórica.

Un libro quedó en mi mano en el momento de verlo. Qué ganas le tengo… La Hermandad de la Sábana Santa…

Cayó en el de Madrid, "El viaje de la Reina", porque quieres leer textos de épocas en las que León era Reino, pobres, cómo estamos ahora… así que al ver Toti Martínez de Lezea se te abrió un mundo. Dos la compraste. "Señor de la Guerra", algo de batallas por el castillo de Butrón (en el que has estado) y todo el señorío… Y "La voz de Lug", una epopeya astur, con los cilúrnigos de Noega defendiéndose de la ocupación romana de Augusto...

Con uno más te regalaban dos bolsas de tela, así que no hubo otra: "Las puertas Templarias", del genial Javier Sierra, (que descubriste con "La Cena Secreta" y luego lo leíste en revistas de ficción e historia)…

Cuatro más al estante. Cuatro más a la lista de espera de una estantería que si bien un día no ha mucho tuvo un orden, hoy presenta verticales y horizontales sin orden, ni rigor… es lo que tiene cuando tu misma biblioteca te sirve para buscar sobre aquello que leíste, aquella frase que te gustaba, o ese dato que quieres contrastar con Internet para eso que haces poco a poco...

jueves, 3 de julio de 2008

DCXVIII

Una vez saliste, pensaste que aquello fué mejor. Calor, si, mucho, y caminata hasta la estación de metro. Un medio sobre vías, bajo tierra te conduce a tus padres. Están en el centro. “Donde el oso y el madroño” dice tu padre… ¡a pleno sol!

Minutos antes te cruzaste con un amigo de León que salía de lo mismo que tú, pero él no esperaba milagros. Ya lo vi. Ochocientos y pico. Había más de tres mil cuatrocientos...

Otro buen amigo te llamó. “Qué tal, a mi bastante bien, salgo contento, pero en inglés qué…” Y lo omito por resultar fuerte a los oídos. Ahí está, en el seiscientos y más de medio siglo. Había más de tres mil cuatrocientos...

Una sorpresa fue para mi verme ahí, esperando algo mejor... pero cierto es que es la primera oposición. Mira que estudiaste la historia ferroviaria y sólo cayeron dos... llevabas ligera la electricidad y no cayó ninguna, uff... había en inglés una chica cuya madre era de la India, y medio examen con las formas correctas... venga, a la siguiente que tu madre sea española, ¿no? Te peleaste con un grupo de cinco amigos por sentarse uno al lado del otro pero enfrente de otro que bla bla, o si esto es a aquello como vale es a lo otro, o que si el primo de tu hermano es vecino de tu tío, a saber dónde vivía el que no era pariente tuyo... en fin...
Ahora toca esperar y aguardar ese milagro que no tuvo el primero de los amigos. Muchas cegueras, otitis y negativas de hacer el curso ahí he de esperar. Aún así, y sabiendo que pude hacer más, y se pudo hacer más, estoy contento. No caí eliminado, y como los hombres del Abismo de Helm, aún queda esperanza. DCXVIII, es decir, 618.